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sábado, 6 de enero de 2018

Día de Reyes. Bruckner. Sinfonía nº 4. Celibidache. Münchner Philharmoniker. Viena-Musikverein. 1989


Queridos amigos, de nuevo, como en años anteriores, felicitar a todos en este día tan especial que es el Día de Reyes. 

Como ya decíamos en otras ocasiones en las que festejábamos este día tan especial, se trata de un día de sueños e ilusiones que deseo de todo corazón se vean cumplidas. "Una ilusión muchas veces truncada de manera perversa y malintencionada pero que siempre resurge con más fuerza aún si cabe. Una ilusión que no puede enterrarse por más que se empeñen. Al igual que nuestros sueños, esos sueños que son propiedad de nuestro más profundo rincón del corazón y que nos sirven de motor para seguir adelante con ganas y felicidad."

Un día de especial significado para todos los niños, aunque desgraciadamente no todos pueden disfrutar de la misma manera de ese significado, de esa alegría ni de esa felicidad que la llegada de nuestros queridos Reyes Magos de Oriente traen consigo.

Por ello si algo del mensaje de estos Reyes nos cala vamos a intentar ser generosos, empáticos, positivos, ilusionantes y alegres. Con los nenes en especial pero también con todas las personas. Todos tenemos ese niño escondido, más o menos profundo, en nuestro interior y no es malo sacarlo a relucir de vez en cuando.

Esta ocasión es muy adecuada para dar a los amigos melómanos una pequeña alegría, un regalito que seguro hace feliz el corazón de todos; al fin y al cabo los amantes de la música y del arte en general tienen mucho de niños, mucho.

Los Reyes de Oriente en sus capas mágicas traen para disfrute de todos un maravilloso e irrepetible disco.



Ni más ni menos que la Cuarta sinfonía de Bruckner de la mano del maestro Celibidache al frente de su orquesta, la Münchner Philharmoniker, en un escenario verdaderamente Real y Mágico: la Sala Dorada del Musikverein.


Una verdadera joya que lidia con la extraordinaria acústica de la sala vienesa para que el maestro logre una de las más altas cuotas de belleza de las que, al menos yo, le conozco.

Un verdadero tesoro quizá el más parecido a la joya absoluta que dejó en años posteriores en Tokio en 1993. Ambas grabaciones nos dejan a un Celibidache excepcional, suntuoso, detallista, artista modelador de una de las estructuras musicales más bellas jamás escritas, arquitecto de unas estructuras que se muestran sólidas, consecuentes, sin estridencias formales y con una maravillosa sensación de plenitud formal y musical.

Queridos Reyes Magos. Muchas gracias por este regalito.

Espero, queridos amigos, que todos sean felices en este día y que bien sea poco o mucho se sientan satisfechos con los presentes Reales. Será señal de que han sido, sin duda, buenos niños y los Magos se han acordado de todos. Y luego escuchen el disco y admiren a magia musical que encierra, verdadera magia que sólo un Rey como Celibidache ha sido capaz de lograr.


Bruckner
Sinfonía nº 4

Sergiu Celibidache
Münchner Philharmoniker

Versión de 1881 (1878/80) en Edición de Robert Haas de 1936

Grabación
Directo en la Großer Saal des Musikvereins, Viena, 5 y 6 de febrero de 1989 

(Carátulas originales del disco japonés y modificadas por mí para español)













FLAC 2 (algunas personas refieren problemas con el FLAC anterior)

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